Cual pelícano que pasa.

Mis días se han consumido
como humo de las fogatas
y los huesos de mi cuerpo
han quemado su substancia.

Mi corazón está herido
como la hierba que pasa
es amarga mi bebida
y olvido comer mi hogaza.

Solitario por los cielos
cual pelícano que pasa
todos los días me afrentan
los que me quieren en falta.

Pero Tu no cambias Jehová
tu misericiordia es alta
y no abandonas a Sión
que se goza en alabanzas.

Los impíos sí perecen
cual vestiduras mudadas
no habrá de ellos ni memoria
son solo sombra pasada.

Como nubes en el cielo
las generaciones pasan.
Solo Tu eres el mismo
para siempre me acompañas.
SALMO 102

Jorge Castañeda Valcheta
Río Negro
R. Argentina